sábado, 24 de septiembre de 2011

La triste sonrisa

Sentí el calor de sus manos. Tapó mis ojos y me dijo al oído “hay cosas que no se pueden explicar”.
Nunca antes lo había dicho. Traté de recordar cuáles fueron sus últimas palabras de felicidad, pero fue inútil. Hacía tiempo que ya no creía en los milagros, se resigno, no quiso sufrir, no quiso luchar.

-“No digas que me rendí. Por más que así sea, no lo digas”.
Toqué sus finos dedos y en mi rostro se dibujo una sonrisa. Mostré los dientes como nunca antes. Estaba feliz y al mismo tiempo triste. Ella había vuelto, no para quedarse, sino para despedirse.

Temblé, lloré por dentro, fingí estar pleno. "Es inevitable. Ni tú ni yo podemos salvarlo”. Quise responder, pero no pude. Me sentí un cobarde, un tonto víctima de la esperanza. Sólo pude decir: “Siempre se puede hacer algo, hasta en lo peores casos se puede”. Y éste era el peor, sin excepción.

Sentí cómo la sangre circulaba por mis venas, un escalofrío recorrió mi frente y mis manos. Comencé a sudar, a desvanecerme con el simple hecho de pensar que dejaría su hogar para ir en busca de otro. Había esperado tanto ese momento, verla por última vez, saber cómo estaba, si me extrañaba. “Quedate un segundo, necesito tenerte cerca”, dije con tono desesperado. Sabía que no dependía de ella, pero necesitaba decírselo.

- “Esto es lo mejor, ya no habrá más dolor. Nada nos va a separar”.

Su voz era dulce y suave. “Quiero que me olvides, que pienses en tí, en tu felicidad. Yo estaré bien”. Con sus palabras quería engañarme para que no sufriera. Pero como ella mismo me dijo “es inevitable”.
El día había llegado y yo no estaba preparado para afrontar ningún reto, menos para tomar decisión alguna que me condenara al desamor. Los primeros fueron días de intensa lucha, de un dar sin recibir nada bueno a cambio. Agotamos todas nuestras fuerzas, pero yo no perdía las esperanzas de que un milagro sucediera.

Ella sabía que me estaba condenando al olvido, a vivir sin amor, a sentir sólo el dolor de la pérdida. ¿Cómo se explica tanto sufrimiento? ¿Cómo se hace para sacar los recuerdos del corazón?

Yo estaba dolorosamente lastimado, tenía el corazón vacío por culpa del abandono. ¿Quién me dará el abrazo más sincero y fuerte? ¿Cuánto tiempo me llevaría aprender a vivir solo?

Pero ni ella ni yo teníamos las respuestas. Yo había sentido por primera vez el dolor del silencio, las penas del recuerdo y la intensas ganas de tenerla conmigo.

- “Tienes que dejar de aferrarte a los recuerdos”, me dijo.
- “No puedo... Aquí me quedaré”.

- “No te engañes más, ya no te mientes. Tú mejor que nadie sabes que me iré para siempre”.

- "Lo sé, pero vivirás en mi corazón por el resto de mis días. Será difícil no amarte".


- "Tus días son millones de estrellas encendidas en busca de felicidad... No dejes que se apaguen".

- "Me duele perderte".

- "A mí también".

1 comentario:

  1. "Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana ..." Pablo Neruda

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