martes, 19 de abril de 2011

Belén y su campera de jean

A veces duerme de costado y otras tantas sentada en el sillón de su abuela. No conoce lo que es un huevo de pascua ni una torta de cumpleaños. Dice que no tiene remedio, que su humildad la hizo vivir de su padre muchos años y se lamenta por no haber podido perdonar a su madre cuando la abandonó. Maldice no saber nada de la vida y aclara que aún así es feliz.

-Los días los paso encerrada cuidando a mi abuela- Está pendiente de lo que necesita Noly, una mujer de 83 años que la cuidó desde pequeña.

-Yo le debo mucho a ella. Fue la mamá que nunca tuve... Me llevaba a la escuela, al médico, y se desvivió por hacerme una persona buena-.

Ella tiene el pelo lacio y negro, sus ojos verdes parecen dos uvas dulces y sus labios, resecos por el frío, simulan ser una frutilla cortada a la mitad. Sueños son lo que le sobra, le falta concretarlos y sentirse una mujer realizada.

-Cuando pasa una chica linda, bien vestida, me quedó como una boba mirándola hasta que se pierde. Siento su perfume y lo retengo en mi nariz para no olvidarlo más- Tiene 19 años y un cuerpo esbelto. Viste una campera negra, un pantalón de corderoy marrón y zapatillas de lona gastadas.

-Envidio las cosas que tienen las chicas de mi edad porque nunca las tuve, pero agradezco ser lo que soy porque nunca necesité de eso para ser feliz- dice con la voz lastimada por los años de sufrimiento.

Cuenta que la ropa que lleva puesta la encontró en una bolsa, cerca de la iglesia, y que nunca tuvo una campera de jean. -Calzado nunca me faltó, ropa tampoco, siempre me las rebusqué para vestirme bien y no pasar por indigente. Mi papá dice que mientras uno esté limpio, no hay nada de malo en tener que vestirse con prendas que otros no usan más... porque es como un préstamo o un regalo, ¿no? Depende como se lo toma cada uno- Más allá de sus palabras, ella quiere y sueña con esa campera de jean.

-¿Sabes dónde la vi? En una revista que encontré tirada en la calle. La modelo era alta y muy flaca. La campera era azul, la más linda que vi en toda mi vida- Eso fue lo que nunca le dijo a su padre.

-No se lo puedo decir... porque él se va a sentir re mal, si no me la puede comprar- Roberto trabaja en un laboratorio; se encarga de limpiar y ordenar los depósitos. Tiene 49 años y poco pelo en la cabeza. Es el único hijo de Nely y el único hombre de la casa.

-Mi papá es una persona increíble. Trabajó toda su vida, pero nunca estudió. Por eso me insiste tanto para que siga con mi carrera... Si la termino va a ser por y para él-.

Está cursado el primer año de la carrera de Recursos Humanos. Dice que por ahora viene bien con las materias, que entiende todo lo que le enseñan y que “si Dios quiere, será la primera vez que toque el cielo con las manos”.

Cuando le hablan de hombres, ella piensa en los besos de Osvaldo. Siente que él fue su gran amor y protesta cuando la contradicen. Nunca tuvo un amor prohibido, tampoco una relación.

-El amor es un lío hermoso. Yo amé hasta desmayarme del dolor ¡Enserio!- Y tiene razón. Cuando se enteró que Osvaldo se iba a vivir a otro país, ella lloró, pataleó y gritó tanto que sus fuerzas se acabaron y su cuerpo se desvaneció.

-Ese fue el día más triste de mi vida, y mirá que las pasé feo. Osvaldo fue mi primer sueño hecho realidad. Lo conocí en la escuela y desde entonces nunca nos separamos. Yo tenía 14 y el 17- Habla de él y su mirada se pierde en los recuerdos de los años vividos a su lado.

-Él ahora debe estar mejor, seguro hasta tiene plata y ya se compró la moto que me había mostrado- Osvaldo tenía planes a futuro y cuando cumplió los 18 hizo todo lo posible para conseguirlos.

-Me pidió que me fuera con él, pero yo no estaba preparada. Además, mi abuela está muy delicada de salud y mi papá me necesita- Ella nunca piensa que su bienestar. Dice que antes está su familia.

Con su pelo opaco y su peinado desprolijo asegura que le duele no saber nada de su madre y que le cuesta perdonarla. Pero que si algún día la conoce le va a decir todo lo que sufrió. -Lo único que sé de ella es que se llama Victoria y que tiene la misma edad que mi papá, 49-.

No se siente discriminada por ser pobre, porque tampoco se siente pobre.

-No sé lo que es un huevo de pascua ni una torta. Jamás me festejaron un cumpleaños y no culpo a mi papá por eso, es más, le pido todos los días a los ángeles del cielo que me ayuden para poder darle una buena vida a las dos personas que más amo-.

Y una buena vida no es una vida llena de lujos, es una vida con la comodidad de dormir en un colchón, de comer cuatros veces por día, de terminar de revocar las paredes de su cuarto, de tomar el colectivo para ir a la universidad y de ponerse la campera de jean antes de salir de su casa.

-Esta es mi vida, la quiero así. Le cambiaría algunas cosas y para eso necesito plata. Pero el resto lo dejo como está- Ella tiene las manos paspadas de tanto lavar ropa con agua fría. Las tiene moradas y lastimadas. Se encarga de limpiar y ordenar su humilde y pequeña casa.

Vive sus 19 años con alegría y rencor. Ama a su padre y abuela. Dice que el presente importa más que el futuro y se asegura de cumplirlo al pie de la letra. Quizás mañana las cosas cambien para ella y pueda comprarse la campera de jean.

2 comentarios:

  1. Bravo!

    Me gustó mucho el tipo de narrativa, pulgares arriba!!

    P.D.: Ella no conoció a nuestra nutricionista... 6 comidas, niña, 6 comidas! jejeje :)

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  2. A mí también me gustó esta nota/entrevista.
    Y sí, modelo, Belén no sabe que son 6 las comidas...
    Será porque sólo puede comer dos veces por día, tres con mucha suerte.

    Habrá más protagonistas en este Blog.

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