jueves, 19 de mayo de 2011

Emily: "Tengo la peste del insomnio"

¿Tres deseos? Dejame ver... Tener sueños, eso pediría. Quiero soñar más seguido- Ella se define como un personaje atípico. Dice que no le teme a la muerte, que su vida está llena de sorpresas y disparates, que no entiende de frustraciones ni miedos, porque sólo le interesa disfrutar de cada momento como si fuera el último.

Su pelo castaño oscuro, sus ojos negros y su nariz pequeña le dan a su cara un estilo definido y envidiable. - Algunos me dicen que soy una gitana-.

Vive con sus dos hermanos, Eric y Matilda, en una casa de Floresta. Tiene 27 años, un perro al que apodó “Desastre” y una gata, “Duquesa”. Sus padres viven en Estados Unidos. Llegó a Buenos Aires a los 23.

- Nací acá, nos fuimos a vivir a New York cuando yo tenía 8 años. Pasé toda mi adolescencia allá y cuando terminé de estudiar les dije a mis papás que quería venir a Buenos Aires-.

Sus padres, Robert y Alexandra, al principio se negaron, pero terminaron aceptando porque su hija era una joven rebelde, terca y obstinada. -Vine a estudiar algo, no sabía muy bien qué carrera quería seguir. Todo me decía que acá estaba mi futuro- Comenta mientras se distrae con el celular.

Es traductora los fines de semana, de lunes a viernes trabaja en un colegio de Belgrano. -Me encargo de la biblioteca. Pasó las 6 horas más lindas de mi vida. Vivo entre el aroma de los libros viejos y el silencio de los escritores-.

Habla de todo, no sabe lo que es la timidez ni el pudor. Se define como la mujer más valiente, sincera y realista. Ama a los animales, a las plantas y a los bebés. Dice que hacer el ridículo no existe, que no entiende a las personas con problemas de inferioridad y que no le convencen los hombres que sonríen todo el día.

Es alta, flaca, de piel bronceada, ojos grandes y mirada profunda. Observadora, interesada en la filosofía, la historia del arte y las nuevas tendencias tecnológicas.

Amante de los mates, los bizcochitos y el lemon pie. Escucha The Crush, Pink Floyd, Metallica y a otros no tan conocidos. Su debilidad son los hombres altos, como ella, con buena dentadura. -No lo puedo evitar, lo primero que miro son los dientes-.

Está soltera, lleva dos años sin pareja. Recuerda todos los días a Manuel, su ex novio.-Fue el hombre más importante de mi vida. Él me enseñó a ver las cosas de manera positiva. Lo quise y lo quiero, es algo que lo llevo muy adentro-.

Sus problemas de insomnio comenzaron cuando dejó de verlo. Se distanciaron porque él le fue infiel y ella también. En sus 6 años de relación se pelearon más de 10 veces, pero siempre volvieron. No fue así la última vez, cuando se desearon una muerte lenta y dolorosa.

-El día que se terminó todo yo me mudé. Vivía con él en su departamento y me fui a lo de mis hermanos, que viven acá desde el 2008. No sé si es la casa o si soy yo, o si extraño dormir con él-

-Lo único que sé es que tengo la peste del insomnio. Me cuesta dormir de noche, y más me cuesta levantarme de día-.

-Traté de encontrarle un significado, pero el insomnio no lo tiene. Tampoco sé si tiene cura porque probé de todo y nada dio resultado. Seguiré dando vueltas en la cama, mirando la tele hasta las cuatro de mañana, levantándome a hacer algo para entretenerme y viviendo dormida-.

Necesita dormir porque se siente cansada, está agotada y su cuerpo se lo hace saber. Quiere soñar, tener algo con qué engañar a su insomnio.

-Cuando llega la noche me tomo el té de tilo que me recomendó mi amiga, Luz, leo un poco, prendo el televisor o enciendo el radiograbador. Hago todo con tanta rigurosidad y no logro dormir. Será cuestión de relajarme, pensar en otra cosa o dormir de día-.

-Nunca me olvido lo que me dijo un viejo amigo de mi papá: “Los seres humanos aprendemos con facilidad la mayoría de las cosas. Algo que jamás aprenderemos es a dormir bien”. Es así, por más intento y rebusque que le de al tema del insomnio no le voy a encontrar la vuelta ¿Viviré así toda la vida?

Se lo toma con humor. Se ríe al contarlo y se tapa cara cuando cree que está exagerando.

-Me voy a comprar otra cama y si con eso no funciona me mudo... Pará, también puedo probar con el psicoanálisis, ahí seguro que sale que mi problema está en el pasado vivido con Manu-.

Quizás su “problema”, como ella bien lo define, esté en que sigue aferrada a un amor que ya no tiene y que espera que regrese. O tal vez no tenga que ver con eso.

-Puede que tengas razón, eso lo voy a averiguar. Por ahora sólo puedo decir que éste es un mal que con el tiempo te empieza a destruir. Yo no se lo deseo a nadie-.

Otra solución sería volver con Manuel, pero él ya tiene con quién compartir sus horas de desvelo y también sus sueños. Mientras que ella, con su cama huérfana de compañía, transita la vida dormida.

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