miércoles, 17 de febrero de 2010

Un ritmo diferente

La adolescencia, período entre los 13 y 19 años, es la etapas más agresiva por las que tiene que pasar una persona, y nadie está librado de ese acontecimiento largo y duradero.
"Un periodo en el que se experimentan cambios que conducen a la restructuración de la imagen corporal y del concepto mismo y, de este modo, se inicia una extensa y apasionante etapa que desembocará en la conformación de la propia identidad", cita extraída de un libro de Salud y Adolescencia con el cual se les enseña a los jóvenes a cerca del cuerpo, la mente y el ambiente de un individuo.
La cita no está errada con respecto a lo que pasa en la realidad porque siempre hay dos caras, dos formas de ver un mismo acontecimiento. La primera, en este caso, es preguntarse cómo se sienten los adolescentes que constantemente cambian sus hábitos: están dispuestos a experimentar cosas nuevas, se acrecienta cada vez más su imaginación, algunos comienzan a tener responsabilidades (que se convierten en obligaciones), llegan nuevas amistades y con ello nuevos lugares.
La segunda pregunta es cuánto influye en sus decisiones lo que piensan u opinan sus amigos, lo que pasa a su alrededor, lo que les sucede a sus más íntimos. El miedo a equivocarse, la negación al fracaso y la falta de comprensión son algunas de las cosas que aqueja y reclaman los jóvenes.
Todos los días hay un nuevo reto, una valla alta que cuesta saltar. Se comienzan a elaborar proyectos de vida, lo que cada uno escoge para su futuro y un claro ejemplo de eso es la amistad. Con quien más hablo, con el que comparto gustos, con la o el que más me identifico. Porque es en la adolescencia cuando se busca un aliado, un cómplice, alguien en quién confiar.
La soledad es el problema más grave que suscita por la mente de adolescente. Se sienten abandonados e ignorados, por eso buscan amigos porque cuanto más tengan mayor será su felicidad. Lograrán sentirse queridos, importantes y dejarán de lado el inconveniente del abandono.
La comprensión es otro factor que juega un papel importante. Sienten que sus padres no los entienden, las peleas se multiplican por mil y no encuentran una salida.
Y si bien éste es el tema del adolescente, la sexualidad es un desafío que un joven debe amoldar. Para ese entonces las dudas son muchas, los mitos aún más y sólo hay una forma de comprobarlo: hay que probar. "La sexualidad forma parte del desarrollo normal del niño y el adolescente", explica Gregorio Marañon, médico y escritor español, en su libro Ensayos sobre la vida sexual (1951).
"Los patrones sexuales son hábitos que se adquieren y que tienen diferencias individuales, en función de las características personales, la experiencia previa y el ambiente cultural en que se desenvuelve el individuo", finaliza.

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